¿Qué es la Anosmia?

El olfato es la sensación por la cual se perciben los olores y es una función que otorga estructuras nerviosas que se encuentran en la cavidad nasal. El sentido del olfato ayuda a disfrutar de la vida y permite deleitar los aromas de la comida o de las fragancias de las flores. El sentido del olfato también es un sistema de alerta que avisa si hay señales de peligro, como una fuga de gas, alimentos que se han echado a perder o un incendio. Cualquier pérdida en el sentido del olfato, aunque sea mínima, puede tener un efecto negativo en la calidad de vida. También puede ser una señal de otros problemas de salud más serios como por ejemplo el Alzheimer. La anosmia es la pérdida total del olfato, mientras que la disminución del olfato se denomina Hiposmia.

¿Cuál es el origen de la Anosmia o pérdida del olfato?

La anosmia sucede cuando hay inflamación en la mucosa de la nariz o por obstrucción de la misma, que impide que los olores entren en el área olfatoria que es una zona de la cavidad nasal. También puede ser producida por destrucción de las estructuras nerviosas que tienen como función percibir el olfato. Otras de las causas son:

Lesiones de la cabeza que afecten la zona olfatoria.
Infecciones virales de las vías respiratorias superiores, como la Influenza o gripe, la COVID-19, entre otros. Siendo un síntoma temprano en el caso de la enfermedad por coronavirus 2019.
Infecciones de senos paranasales (sinusitis).
Las cirugías nasales o de los senos paranasales (cavidades que están en los huesos de la cara y que forman parte de las estructuras de la nariz).
Tumores nasales y cerebrales.
Por la exposición o el uso de sustancias tóxicas como la cocaína, gases irritantes como insecticidas y solventes.
Alteraciones hormonales.
El envejecimiento produce también pérdida de neuronas de la mucosa olfativa, conocida como presbiosmia.
Por fármacos antigripales tópicos.

¿Cómo se presenta la Anosmia?

Las personas con anosmia tienen total incapacidad de percibir los olores. La repercusión más importante para las personas con trastornos del olfato es la interferencia en el sentido del gusto, ya que entre el gusto y el olfato existe una acción sumatoria debido a que cuando se mastica y deglute un bocado, impulsan a su atmósfera aérea desde la boca hasta el techo de las fosas nasales. De esta forma, se produce una estimulación olfativa simultánea a la masticación y la deglución, lo que permite reunir sensaciones gustativas y olorosas que se acaban integrando, de tal manera que son indistinguibles en la valoración del sujeto. Cualquier alteración en la olfacción tendrá como consecuencia una alteración en la percepción de los sabores.

La pérdida del olfato puede ser transitoria o permanente. El primer caso sucede fundamentalmente en los procesos inflamatorios, mientras que los casos permanentes son más frecuentes en edades avanzadas.

Las molestias por no percibir los aromas no deben ser considerados como menores, ya que puede favorecer a la disminución del placer por la comida o al aumento de la misma. La falta de olfato puede poner la salud y la vida del paciente en riesgo al no detectar sabores peligrosos u olores como el humo o escapes de gases.

¿Cómo prevenir la Anosmia?

Muchos casos de pérdida de olfato no se pueden prevenir, pero otros sí. En ciertas ocasiones la anosmia es transitoria, sobre todo en los casos de infecciones respiratorias. También se recomienda el cuidado de las fosas nasales mediante la respiración de un aire no agresivo, así como evitar la exposición de vapores, sustancias irritantes o contaminantes ambientales e industriales.

¿Cuándo se debe acudir al médico cuando existe Anosmia?

Debido a que no existe un tratamiento único para los trastornos del olfato, es necesario acudir al médico y/o especialista (Otorrinolaringólogo), ya que es quien estudiará cada caso y quien pueda aplicar el tratamiento más adecuado para cada persona, tratando la causa de la misma y/o previniendo las consecuencias que produce la alteración del olfato. Además, es importante acudir al médico, ya que la pérdida del olfato puede ser un aviso previo de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.